Datasketch y Cuestión Pública analizaron 331.757 contratos de hospitales estatales para determinar la desigualdad salarial entre hombres y mujeres en el sector de la salud en Colombia y encontramos que por cada $10.000 pesos que gana un hombre una mujer gana $6.100. La paridad de género sigue siendo una deuda en el sector público y privado en el país.

Las mujeres en Colombia representan el 51.2% de la población, más de la mitad de ellas está en edad de trabajar. Sin embargo, la pandemia del COVID-19 y sus consecuencias económicas han impactado más a las mujeres. La última tasa de desempleo reportada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) registra 25.5 % para las mujeres y 17 % para los hombres.

Paradójicamente, el sector de la salud, que no ha parado durante la emergencia sanitaria por el COVID-19, fue el segundo más ocupado por mujeres en el último trimestre de 2020 en la rama ‘Administración pública y defensa, educación y atención de la salud humana’, de acuerdo al DANE.

Pero aún teniendo más participación de las mujeres la diferencia en la remuneración entre hombres y mujeres en esta área sigue invariable, ya que los hombres, por su condición y su nivel de educación, logran ubicarse en posiciones gerenciales y de liderazgo que son mucho mejor remuneradas. En cambio las mujeres por la carga de las labores del cuidado no remunerado en el hogar, adicionada a su trabajo reducen sus oportunidades de prepararse y aspirar a cargos mejor pagados, y aunque logren estudiar y mejorar su nivel educativo reciben menos ingresos que sus compañeros hombres.

El Sistema Electrónico de Contratación Pública de Colombia (SECOP I y II) registra al día de hoy alrededor de 9 millones 800 mil contratos, el 52.93 % de ellos corresponden a contratos por prestación de servicios.

Datasketch y Cuestión Pública analizaron 356.411 contratos de hospitales estatales del SECOP I y II y pudieron categorizar el género de las y los contratistas de 331.757 para determinar que la diferencia salarial entre hombres y mujeres en el sector salud en Colombia se estima en un 39% en contratos por prestación de servicios suscritos por hospitales E.S.E (Empresas Sociales del Estado) desde enero de 2018 hasta septiembre de 2020. Esta diferencia supera dos veces la brecha salarial general entre hombres y mujeres de 12% de Colombia en el año 2018.

"Ella [la jefe] me quería a mi porque yo era un hombre y porque ella necesitaba [así lo dijo en la entrevista] controlar las hormonas de las otras mujeres del servicio. A mi me contrataron no por mi experiencia laboral, no por mis estudios de posgrado, sino por el mero hecho de ser un hombre" Andrés Restrepo.

Nuestra investigación arrojó que en el sector de la salud los hombres ganan en promedio $3.434.721 de pesos y las mujeres ganan $2.080.495. Lo que quiere decir que por cada $10.000 pesos que gana un hombre una mujer gana $6.100. Al ver la brecha salarial de género a nivel general en Colombia, una mujer recibe 88 pesos por cada 100 que recibe un hombre por realizar el mismo trabajo, según la Gran Encuesta de Hogares GEIH - 2019 del DANE.

En todos los departamentos de Colombia los hombres ganan más que las mujeres menos en Vaupés que tiene un solo hospital en Mitú.

Al analizar las diferencias salariales entre hombres y mujeres contratistas del Estado en hospitales públicos por departamento encontramos que en todos ellos (para los cuales la diferencia en la media es estadísticamente significativa) los hombres ganan en promedio más que las mujeres, excepto en el departamento de Vaupés donde los datos arrojan que las mujeres ganan en promedio más que los hombres y donde hay un solo hospital, el E.S.E. Hospital San Antonio De Mitú.

Los departamentos con las brechas salariales de género más grandes son Chocó (brecha del 68%), la Guajira (brecha del 60%), Casanare (51%) y Boyacá (49 %). Mientras que los departamentos con brechas salariales de género más pequeñas, incluyendo a Vaupés (-6%) donde las mujeres ganan más que los hombres, son Antioquia (17%), Bolívar (23%) y Atlántico (23%).

El departamento con la diferencia salarial de género más amplia es el del Chocó, al hacer ‘zoom’ en los contratos de este departamento identificamos que de los 337 contratos analizados, el 34% tenían la palabra “médico” o “médica” en la descripción, y registraban un ingreso mensual promedio de 16 millones de pesos. Donde sólo el 18%, es decir 21 contratos, fueron adjudicados a mujeres y el 82 %, es decir 94 contratos, fueron adjudicados a hombres. El resto de los contratos tienen un ingreso mensual medio de $1,982,436 de pesos donde el 68% de las contratistas son mujeres y el otro 32% son hombres.

Ser hombre hace el milagro

La diferencia salarial entre hombres y mujeres se reduce a medida que las mujeres tienen mayores niveles educativos (GEIH - 2019 del DANE), sin embargo, aún con formación de nivel las mujeres tienen más obstáculos que los hombres, con estudios similares, para obtener un empleo bien remunerado. Generalmente las mujeres están empleadas en ocupaciones sin protección, inestables y mal pagas, así lo concluye la Gran Encuesta de Hogares GEIH - 2019 del DANE.

En el año 2018 se graduaron 4.456 personas de carreras relacionadas a la salud. Los datos del Ministerio de Educación demuestran que hay más mujeres que hombres egresados de las carreras de psicología, farmacia, odontología, enfermería y la especialización en pediatría. El único programa fundamental donde se igualan hombres y mujeres es medicina y la especialización de medicina interna, donde el número de hombres graduados supera a las mujeres.

Las mujeres no tienen las mismas oportunidades de educación y capacitación que los hombres porque las labores del cuidado son casi un trabajo obligatorio para ellas. Durante la pandemia estas labores han empeorado para las mujeres ya que tienen que hacerse cargo del aseo, la cocina, el cuidado de los niños y las niñas, y de las personas mayores, que se considera trabajo doméstico y de cuidados que no es remunerado, y que ellas combinan con los estudios. Y aún así cuando se preparan e ingresan al mercado laboral reciben un pago inferior que el de los hombres por su trabajo (GEIH - 2019). En Colombia las mujeres dedican en promedio 50.6 horas semanales al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado mientras que los hombres dedican menos de la mitad: 23.9 horas, según la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT, 2016 - 2017).

"A los hombres les pagaban más, ellos tenían como un bono extra creo que eran como 50 mil pesos teniendo en cuenta ese criterio [de fuerza] cuando el paciente se desestabilizara (...) ellos tenían la capacidad de controlar a los pacientes más fácilmente. [En los turnos] siempre asignaban a un hombre como si no pudiéramos estar solas, eso era un tema." Natalia Torres

Colombia fue el primer país de América Latina en reconocer formalmente la contribución económica clave del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado al aprobar la ley 1413 de 2010 que ordena la inclusión de la economía del cuidado en el sistema de cuentas nacionales (una cuenta satélite del Sistema de Cuentas Nacionales, SCN) para medir la contribución de la mujer al desarrollo económico y social a través de encuestas sobre el uso del tiempo. El DANE lleva el avance del cumplimiento de esta ley y puede ser consultado en este enlace.

Las profesiones de enfermería y pediatría están ligadas a las mujeres por la práctica del cuidado. Edilma Suárez, presidenta de la Asociación Nacional de Enfermeras de Colombia (ANEC) seccional Cundinamarca, compartió con Cuestión Pública y Datasketch las estimaciones, a partir de los datos del Observatorio de Talento Humano en Salud, 2018 del Ministerio de Salud y Protección Social, que revelan que el 89 % del personal de enfermería en Colombia, entre profesionales y auxiliares, son mujeres y el 11 % (37.645) son hombres. Sin embargo, a los hombres se les asigna cargos administrativos en enfermería y ganan más dinero que las mujeres.

Además las mujeres enfermeras deben someterse a la “doble jornada de cuidados”. Andrés Restrepo, enfermero profesional y autor de la tesis de maestría “Los hijos bastardos de Florence Nightile, sexo, género y sexualidad en las prácticas de cuidado del hombre enfermero” analizó esto en su investigación y le explicó a Cuestión Pública y Datasketch porqué se habla de una doble jornada de cuidados. Restrepo dice que las mujeres enfermeras van ocho horas a un hospital y cuidan a los pacientes y luego llegan a sus casas y tienen que seguir cuidando a sus hijos, a su esposo o a las personas de la tercera edad. “En cambio los hombres van y cuidan en el hospital las mismas horas y no se tienen que someter a esa doble jornada de cuidados porque los cuidados domésticos no se les han asignado a ellos, entonces tienen más tiempo, más dinero para poder pagar estos estudios de posgrado que luego subsecuentemente los van a ubicar en mejores áreas [y mejor remuneradas en el hospital]”, concluyó Restrepo.

Muchas más mujeres han sido contratadas en el sector público de la salud pero reciben un pago menor por su trabajo con respecto a los hombres

En nuestra investigación también analizamos la distribución de la desigualdad salarial para los tres últimos años y encontramos casi una constante en la brecha de género año a año con diferencias en remuneración entre hombres y mujeres de más de 1.2 millones de pesos mensuales por año.

Mujeres Hombres Diferencia salarial Diferencia porcentual
2018 COP2,092,083.57 COP3,492,073.46 COP1,399,989.88 40%
2019 COP2,041,439.05 COP3,440,558.29 COP1,399,119.24 41%
2020 COP2,126,409.46 COP3,360,264.28 COP1,233,854.82 37%

Las diferencias salariales entre hombres y mujeres pueden explicarse a menudo por una multitud de factores, entre ellos la representación excesiva de las mujeres en sectores poco remunerados y el hecho de que las mujeres tienden a ocupar menos puestos ejecutivos y de liderazgo. Esto nos dijo Candelaria Botto, directora de Economía Feminista, una organización argentina​ que visibiliza la desigualdad de género a través de los datos y la economía: “en general se evidencia que la brecha es más alta para aquellas personas sin formación profesional, donde una mujer sin estudios es empleada doméstica mientras el de un varón está en construcción o albañería. Esto no es un problema en sí mismo más allá de la reproducción de los estereotipos de género donde las mujeres se entienden con una cualidad casi biológica de hacer labores de limpieza y del cuidado. Esto también es un problema económico en el sentido que las tareas que ejercen los hombres tienen remuneraciones más altas”.

"Yo veía que por el tema del relacionamiento entre mujeres ni siquiera nos tomaban en cuenta, éramos un grupo donde había tres hombres y siete mujeres pero siempre quedaban ellos." Natalia Torres

Estas especializaciones por tipo de cargo y mayor remuneración por nivel de formación se evidencian en el sector salud, por ejemplo Edilma Suárez, de ANEC señala que en el caso de la enfermería, para las mujeres enfermeras la presencia de hombres no necesariamente significa un mejoramiento del estatus individual o profesional, de hecho para las mujeres esto supone en una posición de subordinación. Continúa: “Porque este tema de la salud es muy patriarcal, dominado especialmente por los hombres médicos y esto se puede exacerbar por la visión de un segundo lugar de subordinación hacia sus colegas hombres (…) los cargos administrativos en el área de enfermería se asignan a hombres más que a mujeres y entonces ellos ganan más dinero que las mujeres por estar en cargos administrativos y así se mantiene esa misma dinámica patriarcal de lo cultural masculino y lo cultural femenino”. Andrés Restrepo, profesional de enfermería confirma esto: “sí, hay áreas donde se requieren especializaciones y esos cargos normalmente son ocupados por hombres porque son los que pueden acceder más fácilmente a la formación”.

En enfermería solo el 11 % del personal es masculino, pero los ganan más que las mujeres

Andrés Restrepo escribió su tesis a partir de su experiencia laboral como enfermero donde experimentó las ventajas y desventajas de ser hombre, y ser parte de una minoría en un entorno rodeado por mujeres. En su tesis de maestria Restrepo hizo un análisis del género el sexo y la sexualidad en las prácticas de cuidado de los hombres enfermeros y una de las conclusiones a la que llegó en su investigación es que “no es que a un enfermero hombre en la misma área le paguen distinto solo por ser hombre, pues por lo menos no es lo que yo descubrí en la investigación, porque hay unas políticas de contratación para el área. Digamos que un enfermero en pediatría gana dos millones y el de la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) gana tres millones ¿qué pasa? que en la UCI hay cinco hombres y en pediatría hay uno, entonces eso sí que va a generar que en cifras se evidencie que los hombres comiencen a ganar más que las mujeres”, afirma Restrepo. Y agrega que la enfermería no es ajena a mantener estereotipos y roles de género dentro de la profesión propios de una sociedad patriarcal.

En nuestro análisis para los cargos relacionados con enfermería ejercidos entre 2018 y 2020, las mujeres tienen una participación del 80% del total del personal, sin embargo tienen sueldos 5.6% menores que sus compañeros hombres (las mujeres registran una media salarial de $1.540.576 y los hombres de $1.632.098). Por lo que por cada 10 mil pesos ganados por un hombre, una mujer recibe $9.400. Una brecha mucho menor que la calculada para todos los cargos, pero igualmente amplia.

Natalia Torres trabajó como auxiliar de enfermería y enfermera jefe en hospitales públicos y privados. Ella reconoce las dinámicas desiguales y las preferencias en cargos de liderazgo que se otorgan a los hombres dentro del servicio: “Nosotros teníamos que organizar un comité para priorizar la atención del paciente y para encaminar los cuidados de enfermería, entonces casi que la personas que lideraba el grupo tenía que delegar funciones. Yo veía que por el tema del relacionamiento entre mujeres ni siquiera nos tomaban en cuenta, éramos un grupo donde había tres hombres y siete mujeres pero siempre quedaban ellos. Yo sentía que aunque la convocatoria era para todos pues prácticamente ni se tomaban el trabajo de revisar los perfiles femeninos que había allí”.

En ocasiones estas desigualdades son ejercidas por las mismas mujeres en niveles medios. Por ejemplo Andrés Restrepo obtuvo su primer empleo como enfermero jefe de una unidad de recién nacidos en un hospital por el hecho de ser hombre. Ganó el cargo siendo un recién graduado y compitió con cinco mujeres enfermeras donde incluso una de ellas tenía especialización en enfermería pediátrica. Andrés Restrepo relata cómo fue este proceso de contratación y lo que su futura jefa le dijo en la entrevista:

"Estoy buscando un hombre para el cargo… usted me entiende, es que en un servicio donde solo hay mujeres… bueno, lo que necesito es alguien que me ayude a calmar todas esas hormonas. Yo sonreía, como tiene que sonreír uno durante las entrevistas de trabajo para parecer amable e interesado en lo que decía mi futura jefa: Es que las mujeres pelean mucho entre ellas y tener un hombre trabajando en el servicio puede ayudarme a controlarlas. Es muy raro encontrar a un hombre que le guste trabajar en pediatría… (se ríe). Yo sonrío y asiento."

Para los contratos de enfermería los departamentos con la brecha salarial más grande estuvieron en los departamentos del Cauca (donde los hombres ganan un promedio de $291.684 más por mes), el Tolima ($214.743 más) y Córdoba ($149.017 más). Sin embargo, los departamentos con brechas salariales donde las mujeres tienen mayores ganancias según los datos de contratación, son Vaupés (donde los hombres ganan $824.272 menos que las mujeres), San Andrés ($462.600 menos) y Amazonas ($223.020 menos).

Las distribución de roles y actividades asignadas a los hombres y a las mujeres en el sector salud mantiene los roles de género en la profesiones. Andrés Restrepo dice que en enfermería “a los hombres se les pone más labores como la administración de medicamentos, el manejo de tecnologías, todo lo que tiene que ver con fuerza física y a las mujeres cuestiones más de cuidado de limpieza, de alimentación. Esa distribución de actividades hace que hombres y mujeres se comiencen a distribuir espacialmente en el hospital en ciertos servicios y en ciertos roles y allí es donde yo creo que está el punto de la brecha salarial entre hombres y mujeres porque no todos los servicios del hospital te pagan igual”.

En este sentido, para poder analizar estas diferencias en el sector de la salud en Colombia, categorizamos la descripción de cada contrato para determinar los cargos específicos para los cuales se contratan a más mujeres y hombres. En total categorizamos los cargos de 201 mil contratos del total de la base de datos.

Cargo Contratos hombres Porcentaje hombres
Urólogo 183 99%
Conductor de ambulancia 1778 99%
Ortopedista y traumatólogo 248 98%
Conductor 1314 97%
Ortopedista 357 95%
Cargo Contratos mujeres Porcentaje mujeres
Auxiliar de laboratorio 1902 93%
Trabajadora social 668 92%
Auxiliar de servicios generales 96 92%
Terapeuta respiratoria 478 88%
Fonoaudióloga 236 87%

Al ver el resultado identificamos que las mujeres son contratadas para labores auxiliares, trabajo social y servicios generales. En cambio los hombres son requeridos para servicios de conducción y especialidades médicas. Además, el ingreso mensual medio para los cinco trabajos más importantes realizados predominantemente por hombres es de $2.406.646, mientras que para los trabajos dominados por las mujeres es de $1.713.631. Y de los 24 cargos categorizados, en 21 los hombres ganan más que las mujeres.

Candelaria Botto, de Economía Feminista nos dice que en este debate se debe empezar a hablar del trabajo doméstico no remunerado de la economía del cuidado, que recae mayoritariamente en las mujeres. “La forma de reducir esto tiene que ver con la exigencia de la educación sin estereotipos de género y con corresponsabilidad en la crianza, en el cuidado y por ende en una distribución más simétrica de los trabajos del hogar”.

Al ver estas cifras nos preguntamos: ¿por qué si en el sector de la salud hay mayor representatividad de las mujeres que en otros sectores, no se les da a ellas oportunidades para que sean tenidas en cuenta en cargos de toma de decisiones y de poder? Estas posiciones otorgadas a las mujeres mejorarían sus ingresos, y los de sus familias, además de que ayudaría a empezar a cerrar la brecha.

Y aunque la igualdad es ley según la Constitución de Colombia y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el país tiene un largo camino por andar para que la paridad de género sea una realidad, así la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) clasifique a Colombia en el lugar número 22 entre 153 países del ‘ranking’ general de desigualdad de género en el mundo del The Global Gender Gap 2020.

Sin igualdad de condiciones

Hoy, de la población económicamente activa en Colombia hay 2.329.000 mujeres desocupadas y el 40,8% de ellas son jóvenes entre 14 y 28 años. Esto trae consecuencias directas en las familias cuando seis millones de los hogares en Colombia tienen al frente una mujer, hablamos del 40.7% del total del país, según el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2018 del DANE.

Es cierto que en los últimos diez años hay más mujeres en el mercado laboral. La tasa de participación laboral de las mujeres se incrementó en un 3% en contraste con la de los hombres que subió un 1% en el mismo periodo de tiempo (2009-2019). No obstante, la reducción de la brecha de participación laboral no es significativa, esta solo se redujo en dos puntos porcentuales en diez años y pasó del 23% en 2009 al 21% en 2019, según la Gran Encuesta de Hogares GEIH - 2019 del DANE. ¿Y esto qué significa?

Que la participación de la mujer en el mercado laboral aún es reducida, aunque es un derecho y permite la autonomía de las mujeres, esto es tan solo un reflejo más de la inequidad de género en el país. La participación de la mujer en igualdad de condiciones que los hombres, no obstante, sería beneficiosa para la economía: “Diversos estudios muestran que si las mujeres pudieran participar en la economía en igualdad de condiciones, el Producto Interno Bruto mundial podría aumentar 26%, lo que equivale a 12 billones de dólares para el año 2025” así lo aseguró el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres en 2017.